Cada vez escuchamos más seguido el término metaverso, incluso ya hemos hablado de este concepto en esta página. Ahora estamos viendo como firmas de renombre internacional invierte sumas enormes de dinero para comprar tierras virtuales dentro de este ¿lugar? Pero, ¿tiene sentido tal inversión?
Bueno, en primera instancia, estamos conscientes de que estas empresas no gastan en cosas que no les resulten redituables. Por ejemplo, hace poco se supo que la consultora Price Waterhouse Coopers acaba de desembolsar una cifra considerable (entre 6 y 7 dígitos) por un lote de terrenos dentro de The Sandbox, un universo virtual donde los usuarios podrán construir sus casas, invitar a sus amigos para interactuar con ellos y hasta concurrir a recitales virtuales de sus bandas preferidas.
Pero The Sandbox no es el único metaverso disponible. Se filtró una operación de aproximadamente 450 mil dólares de un usuario que compró una tierra dentro de Snoopverse, el metaverso del rapero Snoop Dogg que está DENTRO de The Sandbox. Un metaverso dentro de otro. ¡De locos!
Y estas cifras se quedan cortas si consideramos que Metaverse Group, una empresa inmobiliaria virtual habría comprado una parcela dentro de Decentraland por más de dos millones de dólares.
En los últimos meses hemos visto muchísimas personas y empresas expresar su interés en el metaverso. Recordemos que la idea de esto es que los usuarios se puedan conectar con otros en un mundo de realidad virtual y realidad aumentada, pudiendo interactuar con gente de todo el mundo en un entorno 3D y desde la comodidad de su hogar. Obviamente sería necesario hardware especializado, pero muchas empresas tecnológicas ya están experimentando con esta tecnología.
Una vez que poseemos nuestro pedacito de tierra virtual, podemos hacer lo que queramos con ella, desde construir una casa, un bar, o un negocio dedicado a la venta de NFTs o criptomonedas. Todo virtual, pero que nos puede dejar una jugosa ganancia real.
Parece una locura, es cierto. Pero recordemos que el concepto de Internet parecía una locura hace 30 años. El concepto de las redes sociales parecía inútil hace 20. Y así con todo, lo que nos parece una locura hoy puede ser el negocio del futuro.