Hace varios años ya que se viene escuchando esa sigla en boca de los expertos en tecnología. 5G. En sí misma, no es una sigla que diga mucho. Sin embargo, y como toda implementación de una tecnología revolucionaria, supondrá un antes y un después en nuestra vida digital cotidiana. Todo parece demasiado bueno para ser real, pero… ¿sabemos realmente qué impacto tendrá sobre nuestra vida? ¿O sobre nuestra salud? En este artículo intentaremos responder a esas y otras interrogantes sobre el famoso 5G.
Empecemos por entender de qué se trata. 5G (de la sigla en inglés para 5th generation) es la quinta generación de tecnología en redes de telefonía móvil. Allá por los años 80 apareció la primera generación, que sólo permitía hacer llamadas. Hacia fines de los 90s llegó la segunda, que introducía los famosos SMS o “mensajitos de texto”. Luego llegó el 3G, que ofrecía una lenta y rudimentaria conexión a Internet, y finalmente llegaría el 4G o “banda ancha móvil”, que nos permite hoy en día tener páginas web totalmente desarrolladas, ver películas en streaming y realizar videollamadas en nuestros celulares.
Ahora es el momento de que el 5G haga su flamante presentación. El primer beneficio es el incremento en velocidad. 5G permite navegar hasta 10 gigabytes por segundo, unas 10 veces más rápido que la mayoría de las conexiones de internet hogareñas disponibles hoy en día. De la mano con esto, hay una reducción importantísima en la latencia hará que los gamers, por ejemplo, se sientan en su salsa, reduciendo el famoso “lag” o retraso hasta unos imperceptibles 5 milisegundos. Este dato resulta además muy interesante si consideramos que empresas como Google y Tesla están desarrollando vehículos autónomos, con lo cual una reducción en la latencia de la red implicaría tiempos de respuesta mucho más rápidos, sobrehumanos casi, ante incidentes viales.
¿Recuerdan hace varios años la famosa “congestión” del 3G? Había tantos aparatos conectados que la señal iba y venía, haciendo de algo tan sencillo como enviar un mensaje de texto una hazaña digna de Odiseo. Llegó el 4G, y efectivamente descongestionó las redes, solucionando el problema. Ahora, nuevamente, el 5G promete realizar lo mismo, abriendo el espectro para conectar muchos más dispositivos. Hoy en día hasta los electrodomésticos más impensables se conectan al WiFi de nuestros hogares. Televisores, heladeras, aspiradoras y hasta el aire acondicionado están todo el tiempo online esperando nuestro comando. Todo esto podría incorporarse a la red 5G para, por ejemplo, revisar desde nuestro auto que en nuestra heladera haya huevos para la cena.
Ahora bien, la pregunta del millón… ¿es peligroso el 5G?
A primer análisis, la respuesta parecería ser no. Hay varios estudios realizados por la OMS y todos indican que no presentaría peligro para la salud. Dicho esto, clasificaron el 5G como “cancerígeno nivel 2B”, una categoría muy genérica donde se encuentran miles de artículos de uso y consumo diario, como, por ejemplo, el café. Los estudios sugieren que la tecnología 5G no es directamente cancerígena, pero como toda nueva tecnología, pasarán varios años antes de que se vean los efectos a largo plazo de su implementación, si es que hay alguno.
De todas maneras el 5G llegó para quedarse, y, con las cartas sobre la mesa, sus beneficios reales sopesan por mucho sus potenciales (y hasta ahora, inexistentes) riesgos.