Deep Web o Dark Web. Te cuento un poco sobre el tema.

Deep Web. Dark Web. Ya hemos escuchado esos términos, usualmente relacionados con conspiraciones, negocios poco éticos y actividades criminales. Pero… ¿es realmente así? Vamos a tratar de averiguarlo.

Para empezar, tengamos en cuenta que hay cuatro tipos de “internets” distintos.

-Clearnet, es la Internet de todos los días, donde accedemos a Google, posteamos en Facebook y vemos videos en YouTube.

-Deep Web es todo aquel contenido que está bloqueado a la mayor parte de los usuarios. Por ejemplo, las tan de moda “nubes”, Dropbox, OneDrive, Google Drive y demás, son parte de esta Deep Web. Su contenido solo estará visualizable si ingresamos credenciales válidas que nos concedan acceso. Cualquier resultado de una búsqueda, por ejemplo, en una página de vuelos, es parte de la Deep Web. No se puede acceder de manera directa con un link, sino que la página se genera cuando nosotros le ingresamos la información de búsqueda. La Deep Web es aproximadamente el 90% de la Internet.

-Dark Web es en realidad aproximadamente el 0,1% de la Internet. Se trata de sitios que están ocultos de los buscadores, con direcciónes IP bloqueadas para la mayoría de los navegadores comunes. Dark Web es todo el contenido de estos sitios y redes, conocidos como Dark Nets. Acceder a estos sitios con Google Chrome, por ejemplo, es imposible. Necesitamos navegadores especiales como TOR, Freenet, I2P o ZeroNet.

Cabe destacar que, contrario a la creencia popular, la Dark Web no es exclusivamente para traficar órganos y comprar esclavos. La mayoría de su contenido es constructivo, como recetas, cursos de “hágalo usted mismo” y demás contenido que por alguna razón no puede ser indexado en los buscadores de Clearnet. Aunque sí, dijimos exclusivamente, porque dichas cosas sí existen en la Dark Web, si bien son bastante más difíciles de encontrar. También la Dark Web sirve como plataforma para que algunos activistas de la talla de Julian Assange expongan información confidencial, dándole más de un dolor de cabeza a las principales potencias del mundo. Después de todo, lo prohibido siempre tiene otro gustito.